Dice el tango “Volver” que “veinte años no es nada”. Y eso le ha parecido a Sole “un día abres los ojos y han pasado veinte años sin darte cuenta”. Sin embargo, Sole y su marido, Juan, no vuelven porque nunca se han ido. Siguen siendo ellos, los de siempre. Simplemente han concluido una etapa echando el cierre a su querido Bar Bandi, “en el que han nacido y crecido mis hijas. En el bar estaban los tres carricoches y eran los clientes los que me cogían en brazos a las niñas”. Una etapa, preciosa y exitosa, para comenzar otra con el Bar Juan y Sole, con la misma ilusión, con ganas y con el orgullo de lo logrado a base de trabajo, mucho esfuerzo y, sobre todo “gracias a nuestros clientes. Si no fuera por ellos, el Bar Bandi nunca hubiera existido y tampoco existiría ahora Bar Juan y Sole”. La misma esencia, pero con un nuevo envoltorio.

¿Cómo surgió la idea del cambio y cuáles han sido las razones?
Queríamos tener algo nuestro, algo propio. Hemos pasado veinte años maravillosos como Bar Bandi, pero estábamos de alquiler y creíamos que era hora de dar el paso, de tener algo nuestro y comenzar otra etapa. Hemos tardado más de lo que hubiéramos querido porque cuando estábamos con el proyecto nos pilló la pandemia. Pero al final, lo hemos conseguido.
¿El concepto de bar es el mismo?
Solo hemos cambiado el sitio, todo lo demás sigue igual. En cuanto a la carta, es lo mismo de siempre aunque con alguna carne más que hemos introducido como novedad. Por el resto, el trato va a seguir siendo igual porque somos los mismos. Siempre me ha gustado que la gente que va a un negocio esté a gusto, que la persona que te atienda sea agradable, porque ya tenemos suficientes problemas en el día a día. La gente tiene que venir a disfrutar, a pasárselo bien, a olvidarse de su rutina. Siempre hemos querido transmitir eso y ahora, con el nuevo proyecto, más todavía.

Aunque sabemos que todos en Vera os conocen, ¿me podrías contar un poco la historia de los orígenes del Bar Bandi?
Creo que lo llevo un poco en la sangre. Mis abuelos tenían el Bar de La Glorieta que abrían todos los veranos y era un punto de encuentro para todas las familias de Vera. Aquello era una maravilla, tenía mucha vida. Allí comenzaron haciendo boladillos de bacalao, pimientos rebozados, patatas a la inglesa, conejo frito al ajillo y poco más, porque antiguamente tampoco se podía hacer mucho.
Cuando Juan y yo empezamos a salir, decidimos comenzar con el Bar Bandi, un bar pequeño, de alquiler. Hacíamos pocas cosas, de vez en cuando introducíamos una tapa nueva y al tiempo, comenzamos con el pescado. Juan, con la plancha es el mejor, tiene mano para el pescado y sabe darle el toque justo. Además, el pescado se lo compramos a Pedro García y es muy bueno. Estas dos cosas juntas creo que es lo que nos diferencia de otros sitios.
Y, bueno, así, poco a poco, fuimos creciendo y hemos llegado hasta lo que tenemos hoy.
Y, a pesar de haber logrado una estabilidad, de tener un negocio que funcionaba, tanto el día de la inauguración como los anteriores, se me hizo un nudo en el estómago. No sabía cómo iba a salir, cómo iban a responder los clientes. Hasta que no vi a la gente entrar, las caras conocidas, vi que mi negocio se llenaba de mi gente, no pude respirar. Y, aun así, no logré asimilar la situación hasta que pasó todo y me senté tranquila. Fue precioso. Ver cómo la gente te acoge, te arropa, no se puede describir. No hay dinero que pague esa situación de abrir un negocio que por fin es tuyo y recibir el calor de la gente después de tantos años. Abrir la puerta y que se llene. Eso, no tiene precio. Para nosotros ha sido una especie de recompensa a todo el trabajo y el esfuerzo de estos años, a todo lo que creíamos que estábamos haciendo bien. Porque todo el que tiene un negocio, cada mañana piensa en hacerlo mejor.

Hablabas al principio de que la pandemia retrasó la apertura del nuevo local, ¿cómo la habéis vivido y en qué manera os ha afectado?
Nos ha afectado mucho, como a todos en general, pero nuestro sector en particular ha sido el más castigado, injustamente a mi parecer. Pero gracias a la gente hemos sobrevivido: se lo debemos todo a los clientes que han seguido viniendo porque sin ellos hubiéramos desaparecido. También creo que el hecho de tener terraza y de haber respetado mucho las normas, nos ha favorecido. La misma gente que, entre comillas, se enfadaba porque no tenías mesa para un día, reservaba para el siguiente y se iba agradeciéndote lo cómodos que habían estado por la distancia que teníamos entre las mesas y el respeto por el resto de las normas que se seguían en el local.
Por otro lado, el verano ha sido maravilloso. Ha habido mucho turismo nacional y eso se ha reflejado en nuestro negocio también. Hemos trabajado mucho más, pero ha sido un incentivo para seguir adelante porque, como todos, lo hemos pasado mal: estuvimos meses cerrados, luego con limitaciones, después de nuevo cerrados. Y teníamos que pagar igual: alquileres, hipotecas, gastos fijos…
Pero bueno, a pesar de todo, estamos muy contentos porque hemos salido adelante, la gente siempre nos ha acompañado, siempre nos ha apoyado y tenemos que agradecérselo todo a ellos, que son los que nos dan de comer.
Por cierto, también quiero agradecer a nuestros proveedores la confianza que han depositado siempre en nosotros. Sin ellos tampoco hubiéramos salido de esta situación.
Suponemos que vuestra época más fuerte es el verano, pero ¿qué tal lleváis el resto del año?
Sí, la época más fuerte va desde la Semana Santa hasta que acaba la Feria de Vera, a últimos de septiembre y ahí ya entregamos el resto. La Feria además es preciosa: los caballos, las mujeres vestidas de gitana… y nosotros hacemos cosas especiales, más típicas, que no hacemos el resto del año como pelotas, migas, arroz.
Y el verano, en concreto, es muy bueno porque se vive más en la calle, viene mucha gente de fuera, pero del resto del año tampoco tengo queja. En invierno, durante la semana, estamos más tranquilos, pero los fines de semana trabajamos muy bien, sobre todo a mediodía. Y compensa un poco el resto de la semana.

¿Seguís manteniendo el mismo horario y cerrando los mismos días?
El horario ahora es ininterrumpido. Antes cerrábamos después de comer y abríamos para las cenas. Ahora mantenemos abierto desde las 11 de la mañana hasta la noche, después de las cenas.
En cuanto a los días de cierre son los mismos. No abrimos los domingos ni los lunes porque intentamos que los empleados puedan disfrutar de sus familias y también tengan ese día libre para hacer sus recados, ir a sus médicos si lo necesitan.
Pero no descartamos abrir los domingos a mediodía en un futuro cercano si la gente lo sigue demandando, hay mucha gente que quiere disfrutar de ese día en el pueblo sin tener que desplazarse a otros sitios para comer. Porque realmente, en Vera pueblo ese día muchos bares descansan.
Y ¿cómo se puede potenciar el hecho de que la gente se quede en el pueblo? Porque, bajo tu punto de vista ¿crees que el comercio acompaña?
Uy qué difícil… No sé cómo se puede potenciar, pero el comercio es muy importante para eso, desde luego. Quizá si más negocios estuvieran abiertos el sábado por la tarde, la gente al acabar sus compras también se quedaría a cenar o a tomarse una cerveza después…
No podemos olvidar que hay mucha gente que a diario sale tarde de trabajar y que aprovecha los sábados para hacer sus compras de comida, de ropa, de lo que necesite. Y si en Vera hay poco abierto, van a otro sitio.
Si todos los comercios abrieran, poco a poco, la gente también saldría y compraría aquí. Pero claro tiene que ser un acto de unión entre todos, un compromiso de los negocios de todo tipo por abrir a la vez. Igual al principio no venden nada, pero poco a poco seguro que sí. Hay que tener presente que a la gente la tienes que acostumbrar. Si un día abres y otro no, nunca van a ir porque no saben lo que se van a encontrar.
Y desde el Gobierno Municipal, ¿qué crees que se puede hacer?
Han estado haciendo muchas cosas, la verdad. El Mercado Navideño creo que fue un acierto porque la gente venía de fuera a verlo y ya que estaban en la calle, se quedaban a cenar por ahí. También el alumbrado navideño ha atraído mucha gente. Y la campaña de los bonos al consumo ha sido una iniciativa buenísima. Nosotros no participamos porque estábamos en pleno traslado, pero ha tenido mucho éxito y ha sido una gran ayuda tanto para los comercios como para los ciudadanos.
Pero tanto las tiendas como la restauración tienen que acompañar en las propuestas que se hagan desde el Ayuntamiento.
Tenemos que potenciar el invierno porque el verano funciona solo. Y por mucho que hagan desde el Ayuntamiento, si los negocios no acompañamos, si estamos cerrados, no sirve de nada. Esto es una cadena y tenemos que espabilar.
No puedes olvidar que tienes un negocio, que debes estar abierto al público y que das un servicio a los demás. Aunque no tengas necesidad económica hay que hacerlo por el resto de los negocios, por el bien común del pueblo.
Creo que es, como he dicho, una cadena. Tenemos que sentarnos todos juntos más a menudo. Los que se saben la teoría y los que saben la práctica, los que estamos en la calle. Y seguro que hablando entre todos salen ideas y propuestas interesantes. Porque necesitamos incentivar a la gente a que salga y gaste dinero. Y es verdad que ahora este Gobierno lo está haciendo bien, está trabajando por mejorar nuestro pueblo. Pero creo que nos toca a nosotros poner de nuestra parte, a ver qué podemos aportar para seguir mejorando, para llevar a Vera al lugar que se merece.

Y yo tengo una propuesta para el Carnaval: que las comparsas salgan de la Plaza de Toros, como lo ha hecho la Cabalgata. La plaza de toros no se usa para nada, hay sitio de sobra para organizarse, la calle Mayor es larguísima y las comparsas, con el trabajazo que tienen, lucirían preciosas. Y, además, daría vida a esta zona del pueblo. Igual sucede con los Moros y Cristianos: tienen un desfile enorme, súper trabajado y atraen muchísima gente, por lo que se debería hacer un recorrido más largo que luzca más. Y la calle Mayor es perfecta para ello. Y es que cuando Vera se propone organizar algo, lo hace bien, estas dos cosas son un ejemplo de ello. Tenemos un pueblo maravilloso.
Bar Juan y Sole.
Calle Mayor, 72. Vera.