AquaVera es el parque acuático de Vera. Con 23 años de historia a sus espaldas, ha visto cómo ha crecido de la zona la playa de Vera, cómo ha cambiado el turismo en el Levante almeriense “antes predominada el turismo inglés e irlandés” y, sobre todo, a lo largo de estos años ha experimentado un cambio enorme por sí mismo, tanto en instalaciones como en servicios para los clientes.
Sin embargo, hay un aspecto, que, tanto en esos años como en la actualidad, echan en falta. Y es el apoyo institucional provincial para poder mejorar las infraestructuras de la zona. “La llegada del AVE va a marcar un hito en esta zona, pero debemos estar preparados para el aumento del turismo que eso va a suponer. Y no lo estamos. Nos queda mucho trabajo por hacer porque si no podemos morir de éxito”.
Estas declaraciones son palabras de Juan Manuel Martín y María Luisa Santiago, director general y jefa de marketing de AquaVera, respectivamente, con quienes hemos hablado del crecimiento del parque, del cambio en la tipología de los turistas que acuden a la zona y, sobre todo, hemos hablado de esas necesidades que, bajo su punto de vista, precisa el Levante almeriense para poder seguir creciendo y aprovechar todo su potencial.
Buenos días, muchas gracias por hacer un hueco a DestinoVera en los días previos a vuestra apertura. Nos gustaría comenzar hablando un poco de cómo fue la temporada pasada y las perspectivas que tenéis de cara a esta próxima temporada que comienza el próximo 21 de mayo.
Juan Manuel (JM). El año pasado fue un junio flojo porque los colegios no acudieron. En ese mes siempre trabajamos con los centros educativos y, el año pasado, al igual que en el 2020, ellos todavía no hacían excursiones. Sin embargo, julio, agosto y septiembre fueron espectaculares. Se notaba que la gente tenía ganas de salir e iba perdiendo el miedo. De hecho, el mes de septiembre de 2021 fue el mejor septiembre que hemos tenido nunca.
Y eso es lo que esperamos este año, que la gente haya perdido el miedo del todo. Nuestras previsiones son muy buenas. Esperamos tener la mejor temporada de la historia: nuestro objetivo es poder llegar a los cien mil clientes si la campaña va como esperamos y si se cumplen todos los indicadores de los informes que manejamos.
María Luisa (ML). También esperamos que la climatología acompañe porque una tormenta en un día de agosto es muy difícil de recuperar. Y si es a principios de agosto, todavía se puede hacer algo, pero como sea a finales de mes acaba con la temporada. En un día de tormenta la gente no viene o viene muy poca y, si encima tiene lugar a finales de mes, la gente cambia el chip y no quiere venir, da la temporada por acabada y hace otros planes.
JM. Lo hemos comprobado históricamente. Una tormenta a partir del 25 de agosto marca el final de la temporada. Y es una caída generalizada, no sólo del público local. Aunque haya turistas en Vera de vacaciones, después de las primeras tormentas, ya no vienen al parque.
¿Cómo fue el turismo la temporada pasada?
ML. Fue turismo familiar, eminentemente español. Tuvimos también algo de turismo francófono porque podían venir aquí en coche y el turismo inglés que apareció a finales de agosto. Pero el 95% de la afluencia al parque el año pasado fue turismo nacional.
¿Y el verano de 2020? Porque AquaVera estuvo abierto, ¿verdad?
JM. En 2020 abrimos solo julio y agosto. Fue una temporada muy difícil y complicada.
Encima de la mesa estuvo la opción de no abrir hasta el final, pero se hicieron una serie de números e incluso en el peor de los escenarios, creímos que saldría rentable la apertura y que las pérdidas serían menores abriendo que sin abrir.
Pero, sobre todo, nos lo tomamos como una especie de servicio público. Veníamos del confinamiento que fue una etapa durísima, en verano se habían relajado algunas restricciones y se restableció la movilidad a nivel nacional. A pesar de todo eso, sabíamos que iba a ser muy complicado que la gente se moviera y que, además, acudiera al parque porque todo el mundo tenía muchísimo miedo.
Aun así, decidimos abrir, por esa vocación un poco de servicio público, de intentar animar a la gente, de ofrecer que quien quisiera, entre comillas, pudiera hacer un verano normal. Es cierto que teníamos ciertas cosas a nuestro favor: es un entorno abierto, al aire libre, el agua es procesada químicamente, clorada… Además, implementamos unos protocolos de seguridad y de desinfección con respecto al Covid muy estrictos y funcionó muy bien. Los comentarios de la gente que nos visitó fueron muy buenos. No tuvimos ningún caso de Covid entre el personal que trabajó con nosotros. Y entre los clientes, es difícil saber si alguno pudo contagiarse o no, pero no tuvimos ningún comentario negativo al respecto tampoco.
Al final, económicamente hablando, salimos comidos por servidos, por decirlo de alguna forma. Pero, desde un punto de vista de servicio público y desde un punto de vista reputacional y de responsabilidad social corporativa creo que teníamos la obligación de abrir.
¿Por qué se levantó el parque acuático aquí en Vera? Hay mucha costa en esta parte del Levante almeriense…
ML. Fue una apuesta del actual alcalde, José Carmelo Jorge, que era el concejal de turismo en aquellos años. Tenía grandes ideas para dinamizar el turismo en la ciudad y, una de ellas, era la de atraer a la zona un parque de estas características. Él fue quien contactó con diversos grupos empresariales de parques acuáticos para ver quién podría estar dispuesto a invertir en la zona. Hay que tener en cuenta que había unas previsiones de crecimiento, pero, realmente, en aquel momento, aquí no había nada: el único hotel que había en Vera Playa era el naturista y de los hoteles de Mojácar, los hoteles de la zona de Marina de la Torre no existían, los únicos que existían de tamaño grande eran Pueblo Indalo, Hotel Indalo y el Moresco.
JM. El Ayuntamiento de Vera sacó entonces a concurso la gestión del parque acuático y los únicos que apostaron por la zona fueron los actuales accionistas de AquaVera. Fue una apuesta fuerte por esta zona y, en cierto modo, fueron visionarios porque supieron ver su potencial. Es una concesión por cincuenta años: los terrenos son del Ayuntamiento, pero la gestión del negocio es privada.
Y, en aquel momento, ¿era rentable el parque acuático en esta zona?
JM. El parque siempre ha sido un negocio rentable, el beneficio de explotación siempre ha sido positivo.
Otra cosa es el beneficio neto que, obviamente, al principio no existía porque se habían hecho una serie de inversiones que había que recuperar. Pero puramente como negocio siempre ha sido rentable.
¿Cómo ha cambiado AquaVera en estos años?
ML. En estos veinte años le ha cambiado mucho la cara. La zona infantil se rehízo por completo y se amplió. En 2018 se hizo el Tsunami, que es la última atracción nueva. De hecho, ese verano fue muy bueno precisamente por eso, porque una atracción nueva mueve mucho al público residente. Al turista que viene una vez le da igual porque está en la zona unos días, viene al parque y no le importa si hay algo nuevo o no porque se va y no vuelve más.
Pero nosotros tenemos un público local muy grande, no sólo de la provincia de Almería sino también de Murcia, que viene de manera más o menos asidua. Y una atracción nueva es el reclamo perfecto para volver.
JM. A la entrada del parque hay una retrospectiva fotográfica de la evolución de AquaVera desde 1999 que fue el año de su apertura hasta 2019. Y ahí se puede observar cómo ha cambiado el parque en servicios, cómo han crecido los pinos y han aumentado las zonas de sombra que era una de las carencias del parque cuando se abrió.
ML. La falta de sombra era una de las principales quejas de la gente que acudía al parque al principio. Se plantaron muchos árboles, pero claro, no crecen como tú quieres y ha habido que esperar unos años. En cambio, ahora es uno de los parques más sombreados que hay.
En esas fotos de la entrada se aprecia muy bien el cambio en los alrededores también, de no haber nada a todo lo que hay ahora.
¿Y cómo ha cambiado la tipología de cliente del parque?
ML. De los primeros años hasta ahora ha cambiado mucho. El turista inglés e irlandés en esta zona era muy importante y venía de vacaciones mucho antes. De hecho, el parque, por ese motivo, se abría también antes, en torno al 8 de mayo.
Mojácar por aquel entonces tenía un atractivo enorme y muchos de esos clientes venían a través de turoperadores que les vendían también las entradas al parque. Ese peso de temporada baja del público británico se ha perdido. No por nosotros sino por la propia idiosincrasia de la zona, por cómo ha cambiado Mojácar, la forma de trabajar de los turoperadores…
JM. Como nosotros dependemos del tipo de turismo que viene a la zona, nuestro cliente cambia como lo hace el turismo de aquí. No somos un destino por nosotros mismos, la gente que viene al parque lo hace porque viene a vacacionar a la zona o porque vive aquí. Con el paso del tiempo la tipología de cliente cambia porque cambia la de la zona.
Por otro lado, el parque tiene una filosofía de parque familiar. Podríamos orientarnos hacia otro tipo de público más juvenil, pero no queremos. Es un parque para disfrutar en familia, siempre lo ha sido y, en un principio, va a seguir siéndolo.
¿Cómo valoráis el incremento de clientes de AquaVera? Porque tenéis la competencia de dos parques acuáticos más o menos cercanos…
JM. Los clientes aumentan porque el número de turistas aumenta, porque la zona crece. Pero también la oferta aumenta, entendiendo como tal no sólo otros parques acuáticos que pueda haber más o menos próximos sino también, cualquier oferta de ocio que haya en la comarca. De hecho, nuestro mercado principal es la comarca, no solo Vera, por lo que la oferta de actividades turísticas también es mucha y variada.
ML. Los parques acuáticos más próximos son los de Roquetas de Mar y Murcia. Pero hay que tener en cuenta que la población que tenemos aquí, en el Levante, no tiene nada que ver con la que hay en el Poniente de Almería, que es donde está el grueso de la población de la provincia. Solo Roquetas tiene cien mil habitantes y el Ejido ochenta mil. Y si juntamos todos los municipios del valle del Almanzora y los del Levante, no creo que lleguemos a setenta mil. Y tampoco tiene que ver esta población con la de la provincia de Murcia donde los municipios son mucho más grandes y hay mucha más población.
Por ello, tenemos una sana competencia con estos parques acuáticos. Necesitamos al residente de aquí, por supuesto, pero también al residente de Almería y Murcia, que son mucho más numerosos que nosotros.
¿Con cuántos empleados cuenta el parque?
JM. Personal fijo, que trabaja todo el año, somos once personas.
En temporada alta, entre el personal que contratamos nosotros directamente y el de empresas externas podríamos estar en torno a unas cien personas.
Las labores técnicas de mantenimiento, que en un negocio como este entendemos que son fundamentales, ¿las realiza una empresa externa o es personal interno de la empresa?
JM. Es un equipo de mantenimiento propio del parque. Es muy importante que sea así porque hay determinados aspectos técnicos de funcionamiento de las atracciones que requieren de un conocimiento íntimo y muy minucioso. Tenemos un personal de mantenimiento que simplemente con bajar a una sala técnica y escuchar el motor ya sabe si está bien o no. Este personal es clave para nosotros.
¿Tenéis datos de la repercusión del parque acuático en Vera?
ML. Nosotros somos turismo familiar. Creo que sí habrá gente que, si por ejemplo, tiene que elegir entre ir a la parte de Águilas y venir aquí, se decante por esta zona porque está el parque acuático.
La repercusión cuantitativa que tiene el parque en el municipio es el pago de los impuestos, la creación de puestos de trabajo…
JM. Sinceramente, nunca hemos medido la repercusión del parque acuático para Vera, ni cuantitativa ni cualitativa. Pero, de lo que no cabe duda es de que, cualitativamente hablando, el impacto es muy grande porque llevamos el nombre de Vera por toda la provincia, por Murcia, tocamos Granada, Jaén… y de hecho estamos pensando en hacer publicidad en origen, en lo que podría ser un Madrid, País Vasco, Cataluña… e incluso ir más allá.
Tenemos a una agencia de marketing especializada que esta valorando la rentabilidad de poner publicidad en el Reino Unido. También estamos notando una gran afluencia de clientes francófonos, tanto franceses como belgas. Por lo que también se podría poner publicidad en determinadas ciudades de esos países que son origen de nuestros clientes. Y aquí estamos hablando de llevar el nombre de Vera fuera de nuestras fronteras. En ese sentido, un impacto cuantitativo seguro que tiene, pero el cualitativo no hace falta medirlo porque es obvio.
El cliente que acuda este año al parque, ¿con qué novedades se encontrará?
ML. La última atracción nueva que es el Tsunami fue inaugurada en 2018. Este año no hay atracciones nuevas porque con la pandemia de por medio no se pudo hacer nada a ese respecto, pero el año que viene sí que puede haber alguna sorpresa…
Sin embargo, se han hecho muchos arreglos en el parque que repercutirán sobre todo en la comodidad del cliente, aunque a simple vista no se noten. Se ha puesto gresite en toda la zona de piscinas, algo que aporta mayor limpieza.
Se ha realizado un sombreado a base de velas en toda la zona de arriba para que las esperas se hagan más llevaderas y agradables, que los clientes no esperen al sol… Los proteges y les haces la espera más agradable.
JM. Se ha invertido muchísimo dinero este invierno. Y como no hay mal que por bien no venga, la pandemia, económicamente hablando, ha tenido ciertas cosas buenas y es que este año hemos tenido una posición de liquidez que nos ha permitido hacer ciertas inversiones, que no va a ver el cliente, pero sí que va a poder disfrutar de ellas.
Una de las más importantes es que hemos hecho una fuerte apuesta por la accesibilidad de AquaVera. Hemos instalado rampas para minusválidos en todas las atracciones que se deban usar con flotador para que cualquier persona discapacitada que acuda al parque pueda utilizarlas. AquaVera ya era accesible en todo lo que se refiere a cuartos de baño, acceso a piscinas, etc., pero ahora, además con el añadido de que también se van a poder usar los toboganes. Se ha hecho muchísimo más accesible.
ML. Son inversiones que el cliente no aprecia como atracción, pero están hechas para su comodidad, para hacerle la visita lo más agradable posible. Y que le ayuden a decidirse a repetir.
¿Contáis con apoyo por parte de las Instituciones? ¿Cómo os mantuvisteis en la pandemia?
JM. Por parte del Ayuntamiento de Vera nunca ha habido ningún problema. Tenemos una relación fantástica con ellos. De hecho, en 2020, en esos meses de la pandemia en los que no se podía trabajar, se nos dieron, no sólo a nosotros sino a muchas empresas, exenciones fiscales, ayudas para el pago del IBI, del Impuesto de Actividades Económicas, para el pago de la concesión administrativa. Tuvimos mucho apoyo por parte del Ayuntamiento.
En términos de liquidez, esas ayudas fueron fundamentales para poder sobrevivir. Porque el problema, no sólo para las empresas de aquí si no para las de todo el país, no fue de solvencia, sino de liquidez. Se necesitaba dinero para hacer frente a los gastos fijos que la empresa seguía teniendo. En ese sentido esas ayudas vinieron muy bien, al igual que las ayudas del Gobierno Central.
A nivel provincial, la cosa cambia un poco. No queremos que sea una crítica, ni nada similar, pero creo que toda la zona del Levante está absolutamente olvidada y hay que actuar.
¿En qué sentido?
ML. En lo que a turismo se refiere, desde Diputación se prima sobre todo al Poniente y el Levante se ha quedado un poco olvidado. Hace unos años, se desmanteló el Patronato de Turismo y esta sección quedó como una más dentro de Diputación. Y bajo nuestro humilde punto de vista, creemos que fue un error porque el turismo es uno de los motores de la economía de la provincia y, por supuesto, también de esta zona. Desde entonces, apenas se cuenta con el Levante que, sinceramente, es la joya de la corona de Almería. Creo que tienen poca visión turística por primar una zona frente a otra.
En cambio, hay otra sección de Diputación, que es Deportes, con los que nosotros trabajamos muy bien, con los que firmamos un convenio hace años que todavía hoy mantenemos y que consiste en un precio especial para los pueblos de la provincia de menos de treinta mil habitantes. Ellos hacen la comunicación y subvencionan parte del transporte para que esos pueblos puedan venir. Hay algunos tan pequeños que incluso comparten autobús… Y son municipios que repiten todos los años. Seguramente, si no fuera por este convenio, la mayoría de los habitantes de estas localidades no vendrían al parque.
JM. Pero el problema al que de verdad nos enfrentamos, no solo nosotros, si no todas las empresas en esta zona, es al déficit tremendo de infraestructuras.
Las carreteras no son buenas, la autovía de Almería hasta Vera está hecha una pena, completamente levantada y después de las lluvias que ha habido es un verdadero peligro. Y es un factor que cualquier cliente que quiera venir desde Almería capital o desde el Poniente hasta Vera tiene en cuenta.
Otro ejemplo. Ahora están volviendo a hablar del AVE, que parece la eterna promesa, y, sinceramente, nos conformaríamos primero con tener un tren. Con una simple parada de tren porque la única manera de llegar aquí, desde cualquier otro punto de la Península es en coche.
La mayoría de las veces, cuando tengo que viajar a Madrid, me sale mucho más barato hacer un Almería-Londres-Madrid, que un Almería-Madrid porque ese billete no baja, casi nunca, de los 300 euros, ¿quién se lo puede permitir? ¡Por un viaje de una hora!
Hace unos años, la Junta presentó un Plan para hacer publicidad en origen del Levante almeriense. Era la segunda edición del Plan y el primero parece ser que había funcionado bien porque se había notado el aumento del turismo proveniente desde esos puntos en los que se llevó a cabo. Pero, al finalizar la presentación, le pregunté: si alguien de Galicia, ve la publicidad y le convence, ¿cómo llega? ¿Se cruza la Península entera en diagonal en coche y se tira dos días para poder llegar? Este es el mayor déficit que tenemos, evidentemente. Tú puedes vender muy bien el destino, pero si no hay forma de llegar, no tiene sentido.
ML. Otro aspecto que creo que se debería trabajar desde las Administraciones es el hecho de que cada pueblo es endogámico. Vera es Vera, Garrucha es Garrucha, Mojácar es Mojácar, etc. Somos pueblos pequeños y necesitamos crear un destino conjunto, un destino del Levante mucho más atractivo. Hace unos años, entre varios empresarios de ocio tuvimos una iniciativa de hacer un tour de ocio que va desde el Fort Bravo en Tabernas hasta Terreros en Pulpí. Pero lo hicimos nosotros por nuestra cuenta: buscamos un diseñador, realizamos los planos, los imprimimos, los repartimos nosotros por los hoteles, las oficinas de turismo.
Esto es lo que los empresarios echamos de menos: que se presente una oferta conjunta de todo lo que puede hacer un turista cuando viene a esta zona. Tendrían que unirse todos los Ayuntamientos desde Níjar hasta Pulpí. Esa iniciativa de hacer un destino único es la que necesitamos que parta de Diputación. Aparte de las infraestructuras, por supuesto.
A nivel comarcal, cada municipio aporta una parte. Pero no sólo hablo de los municipios costeros si no también del interior. Tenemos una zona como el valle del Almanzora que es muy rica y que, además, está despegando muy bien como turismo rural porque se han unido todos los municipios. Unidos, podríamos hacer un destino de sol, playa, pueblos de interior, senderismo. Deberíamos tener un solo destino englobado bajo una misma marca comercial que sirva para vender toda esa comarca en origen.
Por ejemplo, no se vende Benalmádena, Mijas o Fuengirola, se vende la Costa del Sol. Con Granada pasa lo mismo, vendes la Costa Tropical no Almuñécar o Motril. Y en Murcia, exactamente igual, se vende la Costa Cálida. Y en Alicante, la Costa Blanca, en Cataluña la Costa Brava. No vendes solo un municipio, vendes una zona que los engloba a todos. Y una imagen de marca que asocias con determinados aspectos. Y aquí tenemos muchas cosas que poner en valor: la zona naturista más antigua de Europa, el parque natural Cabo de Gata. Puede ser un turismo diferencial, que no está tan masificado como el de otros sitios, que es un valor añadido. Son cosas que hay que pensar y que tienen que salir todas de las Administraciones públicas, que son las primeras que tienen que dar el primer paso. Nosotros hemos intentado dar pasos, pero al final, unos pocos empresarios, sin el apoyo de la Administración no podemos hacer nada.
Otros empresarios de la zona se han manifestado en ese sentido también. Se necesitan infraestructuras públicas e inversión pública y privada para poder crecer.
JM. Es un círculo vicioso en el que estamos metidos y del que es muy difícil salir. No viene gente porque no hay oferta de ocio y no hay oferta de ocio porque no viene gente. ¿Cómo se rompe ese círculo vicioso? Entendemos que tienen que ser las administraciones públicas las que den el primer paso. Nosotros abrimos unos cuatro meses, desde mediados de mayo a mediados de septiembre, aproximadamente. Nos encantaría poder hacerlo seis meses porque en septiembre y octubre aquí hay una temperatura excepcional, y últimamente más, porque parece que el calor comienza algo más tarde y se alarga todo el otoño.
Nos encantaría poder abrir hasta el 31 de octubre, pero económicamente no es viable.
¿Cómo se consigue? Desestacionalizando el turismo. ¿Y eso cómo se hace? Con una oferta de ocio adecuada. ¿Y esta como se consigue? Con inversión y trabajo. Porque no se logra de un día para otro. Requiere de las Administraciones públicas, de las empresas privadas, de todo el mundo. Una mesa donde se comiencen a plantear ideas. Pero claro, eso requiere de financiación. ¿Quién va a poner ese dinero? Es complicado porque un grupo inversor dispuesto a poner dinero requiere el apoyo de una Administración pública dispuesta a invertir en infraestructuras.
La llegada del AVE va a ser un hito y, evidentemente, va a ayudar a desestacionalizar el turismo. Aunque sea para visitas de fin de semana. Va a ser importante. Pero también creo que, para no morir de éxito con la llegada del AVE, la comarca tiene que estar preparada para ello. Y actualmente tiene carencias que necesita solventar para poder estar preparada para recibir toda esa afluencia de visitantes que se esperan cuando llegue el AVE. Hay trabajos previos que se deben acometer. Sería muy importante crear una mesa, un grupo de trabajo que incluyera a todos los ayuntamientos de la comarca y a representantes de las empresas.
¿AquaVera pertenece a alguna de las asociaciones de empresarios de Vera?
Sí, por supuesto, el parque acuático es miembro fundador de la Asociación de empresarios de Vera Playa.
Hablamos de lo que se puede hacer a nivel provincial para mejorar la zona. ¿Y a nivel local?
JM. En temporada alta hay algunos problemas con los temas de saneamiento y telecomunicaciones. En este aspecto, se ha mejorado últimamente y hay mejores conexiones, pero queda mucho por hacer.
ML. Vera multiplica su población en verano y habría que mejorar el alcantarillado porque no es suficiente.
También necesitamos paseos, lugares para los peatones. Y con ello habría que mejorar la iluminación.
JM. El transporte público también podría mejorarse, sobre todo la comunicación entre Vera Pueblo y Vera Playa: se necesitan más autobuses y con más frecuencia. Y que cubran más partes de la comarca…
Son este tipo de cosas las que, si no se solucionan, van a impedir que el potencial de crecimiento que tenemos no vaya a ser tal, que no podamos exprimirlo al máximo.
Por lo tanto, de las Administraciones no esperamos tanto ayudas económicas como que creen un entorno favorable que nos permita a las empresas seguir invirtiendo y creciendo.
A pesar de estas carencias de las que habláis, ¿animaríais a las empresas a invertir en esta zona, a abrir sus negocios aquí?
JM. Sí, desde luego. Creo que es un buen momento para invertir. Teniendo en cuenta que tenemos el proyecto del AVE, las perspectivas para la zona son de crecimiento. Sí que es cierto que invertir aquí tiene una serie de peculiaridades que no tienes en un sitio de interior, como Madrid o Valladolid, por poner un ejemplo, y es que la demanda se concentra en dos meses que son julio y agosto. A la hora de invertir hay que tener en cuenta las peculiaridades de la zona en la que lo vas a hacer.
Entiendo que cuanta más gente invierta en la zona, antes deberían llegar esas infraestructuras que necesita la zona.