La devoción de Cristóbal por su Nazareno es absoluta. Se le ilumina la mirada cada vez que habla de él, de cómo vive su relación con la Hermandad y lo que para él significa.
Pero es que, además, en su casa, el sentimiento es familiar porque su mujer, Cristina, es camarera del Nazareno.
Hablamos con Cristóbal de ese sentimiento de devoción profunda y de ese amor por la Hermandad.
¿Desde cuándo formas parte de la Hermandad de Jesús?
Entré a formar parte de la Hermandad en 1995, el primer año que el Nazareno salió a hombros.

¿Qué diferencia hay entre Hermano Mayor y Mayordomo en la Hermandad de Jesús?
De forma general, el Hermano Mayor es la persona que ocupa la presidencia de la Hermandad, el guía. El Mayordomo tiene otras funciones de organización, de apoyo…
Luego, cada Hermandad tiene una organización. En nuestro caso, la junta directiva trabaja en equipo, todos nos ayudamos, asesoramos mutuamente y escuchamos y atendemos las sugerencias e ideas de los demás. Nuestros hermanos mayores son personas a las que se ha querido hacer un reconocimiento, personas que han vivido la hermandad durante toda su vida, que han trabajado mucho y han sufrido por ella. Personas que siempre han estado dispuestas a asumir cualquier función necesaria, desde ir al campo a por flores para adornar los tronos cuando no había dinero ni recursos para poder comprarlas, hasta empujar los tronos cuando no había otras personas que se ofreciesen. Hoy en día el Hermano Mayor es Antonio Cano.
Y ¿qué significa ser Mayordomo de la Hermandad?
Ser mayordomo de la Hermandad es… uf no tengo palabras.
Es un honor estar trabajando durante todo el año codo con codo junto al resto de hermanos expresando nuestra devoción, una devoción que alcanza uno de sus puntos álgidos cuando el Lavatorio, el Nazareno y la Piedad salen a la calle acompañados por su cortejo.
Cada paso tiene su mayordomo, pero el Mayordomo del Nazareno lo es además de la Hermandad. Si le tienes al Nazareno el amor que yo le tengo, la devoción que yo le tengo, salir a la calle con él es algo indescriptible. Y al principio, pasaba muchos nervios, pero cada vez lo disfruto más. Presidir a tu nazareno en la calle, mirarlo a la cara, hablar con él. Y ver la cuadrilla que tiene el Nazareno, el fervor y la ilusión que le ponen en cada semana santa… es mucha emoción.
Es tan grande y profundo lo que yo siento siendo Mayordomo de la Hermandad y del Nazareno, que no sé cómo expresarlo. Sé que suena típico, pero no tengo palabras. De verdad (los ojos se le iluminan).

Y la Semana Santa, desde la posición de Mayordomo, ¿qué significa?
Vivo la Semana Santa con mucho fervor. Vivo la pasión, la muerte y resurrección de Jesús con bastante fervor religioso. Pero también, por otro lado, me sale la vena cofrade. La parte festiva, de ver las imágenes en la calle, escuchar un tambor… se me cae el alma.
Me tiro todo el año escuchando marchas procesionales: en el mes de agosto, te subes a mi coche y llevo marchas procesionales. Esa parte de la vida cofrade también la disfruto mucho. Esa Subida de Jesús que te pone los pelos de punta… Una imagen en la calle y un tambor me gustan con locura.
¿Cómo ha vivido estos dos años en los que no ha habido procesiones?
Mal, pero, aunque me costó alguna lágrima que otra, sobre todo al principio, ese fervor cofrade pasó un poco a segundo plano al ver la cantidad de problemas, de gente en las Ucis, la cantidad de vidas humanas que se estaba llevando el Covid. Ahí es cuando dices, no importa tanto… Vivo la Semana Santa en mi casa, de otra manera, distinta, pero que se acabe esto.
Fue una forma distinta de vivir la devoción en la que me sentaba solo con mi Nazareno en la Ermita a hablar con él, a echar mis cuatro lágrimas y luego para casa.

¿Cómo se lleva ese pánico escénico que dices que tienes en las procesiones? (Cristóbal nos contó en una entrevista anterior que tenía un mucho miedo escénico)
Llevé al Nazareno a hombros durante once años y lo disfruté muchísimo porque además no tenía responsabilidades. Pero ciertos cargos exigen realizar otras funciones que no permiten seguir llevando el trono. Ahí es cuando tuve que empezar a formar parte de la presidencia de la procesión.
Las primeras veces me sentía observado. Yo no sabía dónde mirar, qué hacer, dónde meterme. Al final te acostumbras, evidentemente. Además, mi mujer va siempre a mi lado y me siento muy apoyado y también voy siempre con algún invitado, con el alcalde, el párroco.
Además, no paso nervios sólo por vergüenza sino porque voy pensando en todos los que van detrás en la procesión: pienso por dónde irá el Lavatorio (uno de los tronos que procesiona la Hermandad de Jesús), si habrá cortes en la procesión, por dónde irá la Virgen de la Piedad (otra de las figuras que procesiona esta Hermandad), si irán bien, si se habrá hecho daño alguien…
Cuando la procesión se acaba, libero tal tensión que soy incapaz de aguantarme una panzada de llorar, me echo a llorar como un chiquillo. Y ahí comienzo a abrazarme con el capataz del Nazareno, con la capataza del Lavatorio, con el capataz de la Piedad, con la Junta de Gobierno y no puedo aguantarme el llanto.
Para mí este cargo es una responsabilidad absoluta. Y creo sinceramente que, si estás en un sitio que es completamente altruista, o te lo tomas así o no sale adelante. Bueno, igual yo soy un poco apasionado de más y un poco exagerado, pero te lo tienes que tomar muy en serio. Para mí, una Junta de Gobierno de la Hermandad es como si yo tuviera una reunión importante de mi trabajo.

¿Has notado que con la pandemia la gente se haya relajado, se haya acomodado y no tenga esa ilusión por salir?
En general la ilusión se mantiene, aunque es cierto que hay a quien le da un poco de pereza. Entonces, tienes que intentar tocarle a la gente su corazoncito cofrade y devolverle un poco la ilusión. Y yo les digo: “venga anda, este año sí, que me hace falta que salgas. Ya el que viene, hablaremos”. Y con eso, espero que podamos coger ritmo otra vez. Pero creo que es un mal endémico de todas las Hermandades, no solo nuestro.
La Real Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno procesiona, el Viernes Santo por la mañana, los pasos de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la Santísima Virgen de la Piedad y el Cristo de la Caridad y de Jesús en el Lavatorio. El Domingo de Resurrección, procesiona el paso de Jesús Resucitado.